viernes, 2 de septiembre de 2011

continuación: El Ángel de cada una..

¡Fue un error! El tiempo había cambiado las circunstancias y nos había cambiado a los dos también. Dijo que nos veríamos y, sí, efectivamente, nos encontramos una tarde que me quedé sola en la oficina, tenía que ser en ese lugar, donde yo me sentía con ventaja sobre él. Sabía que ese espacio era un elemento que en el pasado nos había separado. Hablamos de temas actuales para los dos, cobijados por el calor de un té…


Debo reconocer que la invitación fue muy pensada por mí, no quería que me viera después de tantos años, pues había subido mucho de peso, ya no era aquella chiquilla de cincuenta y dos kilos que él conoció; me daba mucha pena que me viera así, fue algo que no puede evitar. Estaba muy feliz y nerviosa, no tenía ni la menor idea de cómo iniciar la charla, pensé y volví a pensar, fueron miles de argumentos, todos desechados y vueltos a pensar, había, también, que dar muchas explicaciones.

Mantuve una prudente distancia, la misma que el interpuso entre los dos. Platicó de sus logros, de la universidad… adiviné mucho también.

Sabía que seguía enamorada de él. Entendí entonces que el sentimiento que me hacía sentirme cerca de él es muy grande, ese que había surgido hace quince años y del que no podía librarme. Pese al tiempo estaba ahí, ahora de manera física… estaba conmigo, no de la manera en que yo hubiera querido que estuviera, pero lo tenía a escasos treinta centímetros de mí, por un momento tuve la inquietud de lanzarme sobre él y entregarle todas las caricias y besos enormes que no pude darle mientras estuvimos lejos.

- ¡Esta visita fue un error!
- No somos los mismos que ayer.

Definitivamente él tenía razón, sin embargo, lo amaba, lo seguía amando aún transcurrido el tiempo. Fue un error, así lo creo por su rechazo. Yo sólo podía sentir el impulso de tomar su mano, de abrazarlo mientras trataba de escucharlo… no pude decir más, sólo escuché y volví a escuchar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario