La madrugada del pasado viernes 26 él se fue… nos ha dejado el vacío de su ausencia, nos deja el corazón temblando de tristeza… 
Sin embargo, nos regaló la tranquilidad de su vida, de su ejemplo, su forma de ser, del padre excelente que fue, del esposo maravilloso, comprensivo y dedicado, del hermano atento y preocupado, del hijo ocupado por sus padres, del amigo especial y siempre buscado y encontrado, del vecino tranquilo y respetuoso.
Él se fue rodeado del amor de su mujer , de sus hijos y sus nietos, con mucha paz y tranquilidad, así lo mostraron sus últimas palabras, sus suspiros y la expresión de su rostro. 
El amor, el cariño que todos le tuvimos hará que siempre esté junto a nosotros, bastará con recordarlo y extrañarlo, de ello, los que nos quedamos, estamos consientes. Ahora tendremos que aprender a percibirlo y sentirlo de otra manera, con sus recuerdos, con sus promesas , con sus enseñanzas, con su forma de conducir su vida, con su forma de guiarnos…
Ahora nuestros ojos no podrá verlo, nuestros oídos no lo escucharán, nuestra piel no podrá más tocarlo, los labios no lo besarán… pero los recuerdos jamás se irán del corazón. 
Una oración, un grato recuerdo, un gran amor… 
Es lo que podemos seguir dándole.
María, Lilia, Bernardo, David, Paola y Azucena.
Prieto, siempre estarás aquí, con nosotros, en lo que somos, por lo que formaste, por lo que nos diste y enseñaste…
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