Me dices que te vas y en mis ojos no hay llanto,
ni en mis gestos súplica,
ni siquiera mis manos se atreven a tocarte.
Porque desde muy dentro, 
la declaración que primero destrozó mis esperanzas,
mi vida y mi sonreír,
acabaron por llenarme la existencia.
Ya no te quiero,
aunque quizá no sea del todo cierta esta afirmación,
pero necesito tomar fuerzas de algo
para poder borrarte de mi vida.
Porque este largo amor
y ahora tu partida 
han marchitado en mí todas mis cualidades.
Con la mirada baja,
con el semblante desgarrado,
con mi cuerpo tembloroso,
dejo de pensarte. 
Se feliz, 
rediseña tu vida, 
te dejo en libertad.
Este escrito está puesto aquí no porque sea la voz de alguno de ellos (Amalia o Ricardo) es la interpretación de Cepolam a la ruptura de una relación. Hubo molestia de un personaje que se sintió aludido por esta publicación; no obstante el cariño que les tengo a dos personas que llevan los mismos nombres, no lo voy a retirar porque pese a todo mi amor por ellos está intacto. Lamento mucho que por su parte haya un cambio de actitud tremendo, tan abismal que no le reconozco. Dios le ayude a rediseñar su vida y sus proyectos. Yo me excluyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario