Frío amanecer de un otoño,
Lloviendo empapa el alma de dolor,
Briznó y dejó calles mojadas,
Y un féretro en el camino.
Estático y sin mayor contemplación,
Dejando vagar al silencio,
Entre lágrimas que la lluvia disimuló,
Recuerdos tristes vestidos a la distancia.
Sin comprensión de nuevos sentimientos,
Desconocidos aún en ese día gélido,
Caminar hoy sola por calles de otoño de muerte,
De hojas vencidas por el viento.
Esta ausencia tuya,
Que nos legas en silencio,
Penetrada el alma,
Sin consuelo del campo, ni las hojas, ni la lluvia.
Remolino de añoranzas,
De recuerdos marchitos y de amor quedado,
Pasado a colores,
Presente en gris y negro.
Otro otoño, un tercero,
Melancólico caminado,
De recuerdos y lágrimas al viento,
De días quietos,
De amor y silencio por ti Papá.
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